"El pasado no perdona" es una novela de ficción "demasiado parecida a lo que está ocurriendo en Ecuador", donde la ausencia del Estado en ciertas zonas ha abonado el terreno para el florecimiento del narcotráfico y delitos conexos, aseguró su autor, el periodista ecuatoriano Esteban Michelena.
Los personajes de la novela, así como el narrador son ficticios "y nada tienen que ver con ninguna persona real, solo la ciudad es real, y el país, aunque cuesta trabajo admitir, es absolutamente real", señala el autor en las primeras hojas del texto.
Se trata de una precuela de otras novelas de Michelena como "Atacames Tonic" y "No more tears", con personajes más intensos y explosivos.
Ecuador nos estalla en la cara
La nueva novela (Paradiso Editores) cuenta la historia de un par de chicos que caen víctimas del pasado de sus padres: el primero, un gran hacendado; y el segundo, un gran marinero de Esmeraldas, provincia de la costa norte del país fronteriza con Colombia.
Los dos, casi sin querer, empiezan con el contrabando de licores, línea blanca y cigarrillos. Pasan después a la marihuana y a las esmeraldas de Colombia, y "terminan involucrándose con los carteles paisa de Medellín", relata Michelena.
"Los chicos heredan todo ese pasado y, de alguna manera, van a tener que irlo pagando, y de allí el título 'El pasado no perdona', que también tiene un correlato con el pasado de nuestro país. Es imperdonable el pasado que nos hemos permitido hasta ahora, cuando Ecuador nos estalla en la cara", dijo.
Violento presente
Michelena se refiere a la oleada de violencia que se ha registrado en Ecuador, que han incluido atentados con artefactos explosivos, asaltos con armas, asesinatos y masacres en las cárceles, que el Gobierno atribuye a una respuesta del crimen organizado a su lucha contra el narcotráfico y a la disputa de los grupos delincuenciales por el control interno de las cárceles.
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Una disputa que las autoridades aseguran se ha trasladado a las calles, con el asesinato cometidos por sicarios, principalmente en la provincias de Guayas y Esmeraldas que, junto a la de Santo Domingo de los Tsáchilas, está en estado de excepción para controlar los altos niveles de violencia.
"Los expertos aseguran que estamos en la recta para ser un narcoestado", aseveró Michelena a EFE al apuntar que la "ausencia del Estado es criminal en varias zonas, una de ellas Esmeraldas".
Un hecho que no es reciente, ni solo económico: la primera universidad de Quito data de alrededor de 1530, y la primera de Esmeraldas es de 1970, señala Michelena, como ejemplo del abandono.
"Ese pasado lo vamos a pagar varias décadas y por eso 'El pasado no perdona'. Esa frase se aplica a la historia de esos jovencitos (de la novela) e, infelizmente, a nuestro Ecuador", dijo el autor.
Un país que duele
"El país que tenemos ahora es uno que nos duele, nos irrita, nos enfurece, y lo que pretendo es contar la historia de lo que nos está pasando", anotó el escritor que relata en su obra los perturbadores escenarios de una Esmeraldas mítica "ahora entregados de lleno a los atroces prácticas del narcotráfico".
En su obra de realismo trágico, hay una historia con la que Michelena quiere llegar a la gente para que "se dé cuenta de que la sentencia alcanza para todos: el pasado no perdona".
Para el escritor y cronista, Ecuador da ahora mismo "señales que son de la Colombia ochentera", afectada por el narcotráfico, los carteles y la violencia en varios sentidos.
"Creo que esto es como un incendio en un pajonal. Una vez que prendió es muy difícil de apagar. No hay un liderazgo suficiente, el talento ni el talante para enfrentar la situación", comentó quien cree que el pueblo "está en la indefensión".
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La muertes de tantas personas en los últimos meses "dejan saber que nos llegó la hora de tener un país que se incendia, que se derrite cada día, que hay caos en las instituciones que deberían actuar y hay una ausencia de una figura" en la que el ciudadano se pueda amparar, añadió.
"Estoy muy triste, golpeado porque el país que les va a quedar a quienes ahora tienen 6 ó 7 años, va a ser un país absolutamente asaltado y desangrado", se lamentó Michelena.